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martes, 5 de febrero de 2013

Fair play



LA NATURALEZA DEL JUEGO.

Cuando somos pequeños y jugamos en el patío de una casa, en la calle, en el recreo o en la playa entendemos el juego en su faceta más hedonista. El placer de jugar, de relacionarnos, de que aparezca la creatividad, de demostrar concentración y de respetar las fases más naturales del juego de un modo incansable.
 Incluso sin haber nadie que rija o vele por el juego ( árbitro) el juego se da en su fase más emocional  - procedente del resultado de la situación de juego-, su fase más creativa- en la aplicación de recursos físico-técnico-tácticos y en su fase  más organizativa- grado de conjunción, comunicación  y reparto de roles entre los elementos-. Y en este tipo de juego, todo el mundo suele aceptar las normas que rigen el juego.
Cuando pasamos a un nivel de organización mayor, fútbol procedente de las asociaciones( fútbol peñas (recreativo –competición) , fútbol federado  , fútbol base federado, fútbol federado de alto nivel)… Parece ser que la guía emocional puede más que la fase creativa y organizativa.  El hecho de afrontar con más  perfeccionamiento  la fase organizativa y creativa del juego y que haya un resultado de por medio va incrementar el aspecto emocional pero los entrenadores no deberían dejarse llevar por esto, ya que creo que es inherente al nivel de acciones que se producen durante el juego y fuera del juego ( animación, espectadores, medios de comunicación, expectativas…).
Lo más bonito de este juego está en que creemos  situaciones que creamos los entrenadores, dirigentes , espectadores , medios de comunicación y las propias expectativas de jugadores de fútbol descontextualizados( en referencia al fútbol peñas) y no entendemos que los grandes jugadores , sobre el tapete, hacen lo que los jugadores hacían a veces en la playa, en la calle, o en el colegio. Va con su naturaleza porque entienden la naturaleza del juego y como son profesionales o pueden llegar a serlo (en el caso del fútbol base) son capaces de abstraerse de todo ello.
Cuando esto no se entiende y cuando no respetamos las normas del juego ni al que vela por ello surge la violencia. Y esto hace daño al juego. Cualquier técnico, dirigente, jugador, árbitro, periodista que viva de esto debería proteger su deporte como un tesoro. Debería obviar el beneficio que puede sacar de esto: resultado, dinero, promoción, protagonismo… y saber proteger el deporte que amamos para el bien futuro de este.
Os imagináis un fútbol:
-          Sin discusiones entre banquillos
-          Sin que los jugadores protestaran continuamente al árbitro
-          Sin que los entrenadores protestaran continuamente o esporádicamente al árbitro
-          Sin que los jugadores o entrenadores fomentaran la pérdida de tiempo
-          Sin que los jugadores o entrenadores jugaran con el reglamento engañando al cuerpo arbitral.
-          Que los jugadores del banquillo animaran a su equipo constantemente
-    Que los entrenadores estuvieran 100% emocionalmente involucrado en el juego ( espacio, tiempo, gestualidad, comunicación entre los elementos-jugadores- del equipo y la interacción con el rival).

Cuando pretendáis que vuestros jugadores hagan lo que vosotros deseáis tendréis que predicar con el ejemplo.

                                        
«Cuando fui padre descubrí dos cosas: la primera, que los niños nunca escuchan lo que dices pero se fijan en lo que haces; la segunda, que nada de lo que se dice en la mesa a la hora de la cena se olvida jamás», indicó gráficamente. Esto es, el ejemplo y el reconocimiento público de los errores son la mejor forma de enseñanza” Howard Gardner




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