En el fútbol base va acabando la temporada y nos ha llamado la atención la situación de algunos equipos. Algunos jugadores de equipos que supuestamente estarían luchando por conseguir el campeonato, no van a entrenar porque ya no tienen opciones de conseguirlo, es increíble que esto se de en la base, donde los jugadores van a entrenar por el simple disfrute de jugar al fútbol.
Esta motivación de los jugadores es la consecuencia de la motivación del entrenador. Éste, a través de su conducta, manifestada por su método de enseñanza y las relaciones que establece con sus deportistas, ejerce una gran influencia sobre éstos, incidiendo en aspectos como la motivación y las emociones, así como los aprendizajes y el rendimiento deportivo. Su visión de cómo alcanzar las metas deportivas influye directamente en sus jugadores (Guzmán, 2002). Tal y como dice Guzmán, los entrenadores/as somos el espejo de nuestros jugadores/as, y tenemos que ser conscientes de la categoría y etapa en la que se encuentran los jugadores para establecer unos objetivos (una motivación) acorde con las características evolutivas de los niños/as. Para hacer un buen uso de esto, es necesario el conocimiento de las teorías cognitivos - sociales de las conductas de logro, las cuales, proponen la existencia de dos orientaciones principales:
- Orientación a la tarea: donde las percepciones de una alta habilidad y éxitos subjetivos están basados en las experiencias de aprendizaje, en la ejecución personal y en el dominio de la tarea.
- Orientación al ego: donde los sentimientos de logro personal y la alta competición están referidos a las normas externas. Se considera que se alcanza éxito cuando uno ha vencido a otro y eso significa que ha demostrado una habilidad superior.
La metodología sustentada en la orientación al ego, donde valoramos sobre todo el resultado y no el proceso, y no solo el resultado de un marcador, también nos referimos al resultado de una acción técnico - táctica. Si acaba de manera positiva esta bien hecha, si ocurre lo contrario no reflexionamos si la decisión que ha tomado con respecto al compañero, adversario y situación en el campo es la correcta y solo juzgamos la resolución final. Cabe esperar, que estaríamos formando a jugadores/as solo preparados para ganar, donde en los momentos donde se perdiera, ya sea, partidos o disputas individuales provocarían estados emocionales negativos e incluso el abandono de la práctica deportiva. Mientras que en la metodologia orientada a la tarea, estamos premiando el conocimiento y buena ejecución de las habilidades propias del deporte, donde la búsqueda de dominar lo que el entrenador/a esta proponiendo es el único objetivo, siendo el resultado algo secundario. No pretendemos ganar a toda costa, queremos ganar por supuesto, pero hay cosas más importantes como ser un jugador más completo y seguramente las derrotas me ayudarán a ello. Con esta orientación, los fracasos se ven como oportunidades para seguir trabajando para mejorar como jugador/a, no ocasionando problemas a nivel emocional y por supuesto con un nivel de participación muy alto.
La sociedad es todo ego, nos empuja a ello, notas para evaluar que alumno/a tiene mejor rendimiento académico, notas de corte para acceder a estudios universitarios y algo que conocemos muy bien en nuestro deporte, los mejores entrenadores/as son lo que han conseguido ligas, ascensos, etc. y no se valora la manera de trabajar en el día a día. Por todo esto, nosotros desde nuestra posición podemos aportar nuestro pequeño granito de arena y ser consecuente con los objetivos que establecemos para nuestros jugadores/as.
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