El deporte
en este siglo se ha centrado para su optimización en mejorar los procesos de
enseñanza de
los individuos que hacían deporte, y una vez que ese individuo practica
deporte de
alto nivel, mejorar su rendimiento.
Destacar que
en el pensamiento conductista nunca se han llegado a aproximar a través de la
experiencia a la realidad de competición de los
deportes de equipo, deportes donde hay una gran interacción, un espacio compartido y una participación simultánea de dos equipos.
Las teorías
conductistas y mecanicistas con las que nos basábamos en el pasado, son muy
válidas para los individuos y para los sistemas lineales, pero no son válidas
para los sistemas no lineales de seres vivos y en el fútbol intentamos que haya
individuos que construyan juego.
Un proceso lineal es aquel en el que el sujeto se ve abocado a una
serie de tareas
para
concluir en un determinado lugar, y este otro individuo que está a su lado,
está en
esa misma
posición inicial, y se entiende que es la misma posición inicial y desarrolla
unas
situaciones y unas tareas muy parecidas, viéndose abocado a casi esa misma
situación
final. La teoría es fundamentalmente el pensamiento sistémico, la teoría de los
sistemas.
Los sistemas no lineales se fundamentan en situaciones
sucesivas de no equilibrio que se
resuelven con una determinada tendencia en cada uno de nosotros en función de nuestra historia anterior. Eso es lo que nos da el cognitivismo y el estructuralismo, apoyado por estas ciencias.
Esto es lo que tenemos que estudiar para
los deportes
colectivos.
Los cracks
son aquellos individuos que hacen cosas imprevisibles porque están
en un punto
de desequilibrio y precisamente por no haber sido sometidos a los procesos
lineales con
los que se entrena, no se le ha destruido esa capacidad para responder como
un sistema
abierto, no lineal.
Pero creemos
que el gran error no sólo es la linealidad o la no-linealidad de los
deportes
individuales o colectivos, sino que el gran
error ha sido basarse en la exigencia
que
presentaba en cada momento la competición deportiva, y siempre se ha construido
al jugador
para satisfacer esas necesidades.
Por lo tanto
en general tenemos que plantear situaciones simuladoras que no son
físico-técnico-tácticas, sino con el soporte prioritario de una de las
determinadas estructuras (podamos concluir con la interacción entre todas esas,
no la física con la técnica, sino la
física de prioridad a la coordinativa
(soporte de la técnica) la cognitiva (soporte de lo táctico), socio emotivo
(interacción con las demás situaciones)
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